Tui y La (libre)

La luna estaba preciosa aquella noche, por tanto, había decidido dar una vuelta por el bosque de la academia cuando cayera la noche.

El cielo estaba despejado y se podían ver las estrellas, la luna brillaba, el bosque estaba tranquilo y solamente se oía los ruidos que emitían diversos animales, una suave brisa corría entre las hojas de los árboles... ¿Qué podía fallar?

PUES TODO.

En primer lugar, el cielo estaba despejado sí, pero la maldita luna brillaba tanto que creaba sombras extrañas donde no las había, los malditos animales me asustaban y cuando caminaban parecía que alguien me seguía, aquella “suave brisa” hacía que me muriera de frío... ¡y para colmo me había manchado de barro los zapatos!

– AAAAARRRRGGGG – me llevé las manos a la cabeza y me revolví el pelo, ¡nada me había salido bien desde que había llegado a la academia! ¡Y sólo había pasado un día!.

– Será mejor que vuelva a la residencia... mañana será otro día – dije mientras suspiraba resignada – ummm... veamos... ¿por dónde era? –.

Todos los caminos me parecían iguales, pero... ¿Y si me he perdido?... con solo pensarlo un escalofrío recorrió mi espalda... ¿es posible qu...?

– ¡HAHAHAHA! ¡Soy una LeBlanche Saint-Hilaire! – dije tratando de autoconvencerme – ¡Es imposible que me pi...! –

CRACK

...

– ¡KYAAAAAAAA! – al oír aquel ruido a mis espaldas no pude evitar emitir un grito y echar a correr por el primer camino que había ante mí. Sabía que me estaba adentrando en el bosque, pero en aquel momento mis piernas no respondían, sólo corrían.

Finalmente, mis piernas obedecieron (aunque más bien por fatiga), y me acomodé junto a un árbol. Miré a mi alrededor, había llegado a un claro donde la luna brillaba con intensidad, en el centro había un pozo y a su lado... Mi corazón di un vuelco, ¡había una persona!

Instintivamente me escondí tras el árbol, no parecía peligrosa, pero... tenía una pinta un tanto extraña la verdad: pelo negro largo y piel muy muy blanca... realmente daba miedo... por no hablar de la expresión que había en su cara, parecía estar en trance o algo...

La miré de arriba a abajo y al ver su vestuario no pude evitar fruncir el ceño, ...¿iba descalza y estaba en bata de dormir? Definitivamente, ME TENÍA QUE IR DE ALLÍ.

Me intenté alejar sigilosamente de aquel lugar, cuando pisé por accidente una ramita seca – ...¡kyyy-mmm! – me tapé la mano ahogando mi grito, ¡por nada en el mundo quería que aquella extraña mujer se diera cuenta de mi presencia!

Volví la vista hacia donde estaba, esperando que no se hubiera dado cuenta...

Permanecí escondida detrás del árbol deseando que aquella visión fantasmal no hubiera reparado en mi presencia, aunque para mi desgracia, no fue así, ya que nada más hacer aquel ruido, se levantó y vino directamente hacia donde me encontraba.
Creía que aquella situación no podía ser peor, pero a medida que aquella mujer se acercaba, pude ver que tenía los ojos cerrados, pero que a pesar de ello, sabía perfectamente donde estaba, como si pueda sentir mi alma...

Estaba paralizada de miedo y mis piernas no respondían, ahora aquella mujer estaba frente a mí, y a pesar de que tenía una expresión de tranquilidad en su cara, no ayudaba que la luna al iluminar su cara la hiciera parecer más tenebrosa de lo que ya era, y que el viento agitara violentamente su cabello color azabache.

— “¿Tienes que hacer tanto ruido? Perturbas el ambiente... los estás molestando” — dijo mientras el viento agitaba con más violencia su cabello.

Tras esto, esbozó una sonrisa amable que hizo que me tranquilizara un poco, tiene... una bonita sonrisa... pensé mientras analizaba sus rasgos faciales.

Sin decir una palabra, la extraña mujer se volvió hacia el pozo y metió la mano en él; como desde donde me encontraba no podía ver que hacía, me acerqué tímidamente sin apartar la vista de ella, que ahora tenía una expresión totalmente relajada y miraba profundamente al interior del pozo.

Acerqué la cabeza y pude ver 2 preciosas carpas moviéndose una detrás de otra, una blanca y otra negra, como si fueran el ying y el yang. Tras posar la vista en ellas, me olvidé del resto del mundo, sus movimientos eran hipnotizantes y hacían que toda la tensión que sentía, desapareciesen.

Alargué la mano para intentar tocarlas, pero frené en seco ya que sentí que no sería una buena idea, como si fuera a alterar el equilibrio de las cosas...

Estaba tan absorta, que no me di cuenta que aquella extraña mujer aún seguía a mi lado.

Seguí observando maravillada aquellos peces, cuando la extraña mujer se dirigió hacia mi.
— “Perdona mi manera de dirigirme a ti... por favor no los toques, yo misma no debía haberlo hecho... pero es que estaban un poco desesperados por hallarse...” — dijo mientras alejaba su mano del pozo.

Al oír la voz amable con la que me había hablado, aparté la vista de los peces y la miré; di un respingo al verla con los ojos abiertos. S-sus ojos..., aquellas palabras no salieron de mi boca ya que no me atreví a preguntar nada dada la situación, además, aún tenía dudas de si realmente era humana...
A pesar de todo, no pude evitar quedarme impresionada como destacaban sus facciones a la luz de la luna, la blancura de su piel (la cual parecía transparente e incluso estaba segura de que si alzaba una mano hacia ella podría atravesarla) y el contraste que ésta hacia con su pelo negro.

Una brizna de aire me sacó de mis pensamientos, estaba segura de que lo mejor que podría hacer en ese momento era echar a correr, pero mis piernas no respondían y aún seguía mirando fascinada a aquella mujer fantasmal...
Ella por su parte, suspiró y se ajustó la bata, como si sintiera frío, ¿huh? Los fantasmas no pueden sentir frío... pensé extrañada, ¿¡e-entonces, lo es o no!?
Me puse más tensa aún al pensar la idea y la situación en la que me encontraba, e-entonces... ¡estaba sola en el bosque, perdida, con una especie de mujer fantasmal... o en su defecto, una completa desconocida que daba miedo!... Y la verdad es que no sabía que situación era peor...
Oí como volvía a hablar, pero no escuché sus palabras, estaba demasiado concentrada pensando en las posibilidades que había... decidida, estiré el dedo índice y di unos pequeños golpecitos contra su brazo...

...Era de carne y hueso.

Me estremecí ante el descubrimiento y al comprobar que mis piernas aún no respondían, ...¿q-qué puedo hacer...?