solitario [libre]

La capucha con bordes de piel color cafe rodeaba y protegía la blanca piel de su rostro acariciándola ocasionalmente y temblando por las constantes brisas heladas de aquel lugar. No estaba solo, su espada "Schmerz" estaba con el, envainada y colgando a su lado. Le gustaba venir a este lugar a entrenar, siempre estaba tan callado, tan solitario... aunque claro, se recomendaba no deambular por ahí sin compañía después de todo había toda clase de peligros desde animales salvajes como lobos hasta trampas escondidas por la gruesa capa de nieve, aunque nada que él no pudiese derrotar con los ojos vendados.

Llegó al lugar que había estado buscando, era un pequeño espacio abierto, rocoso rodeado por algunos árboles cubiertos de nieve. Nada más a la vista.
Rompió el silencio fúnebre del lugar con el sonido de su espada siendo desenvainada. Dejó a la vista una hermosa hoja plateada brillante que con el reflejo de la nieve parecía blanca. - nos vemos de nuevo- le dijo con un tono extraño en la voz, casi como si estuviese viendo a un amigo querido después de años y es que sus armas eran lo más cercano a estos que poseía por el momento.
La movió ágilmente hacia un lado produciendo un zumbido agudo mientras cortaba el aire lo que produjo una sonrisa en su rostro.

Había caminado horas solo para llegar a este lugar donde podía entrenar tranquilo y así empezó... realizando una serie de movimientos ágiles y fuertes llevados a cabo con una facilidad adquirida con los años. Se dejó seducir entonces por el momento, los sonidos , el frío... solo salió de este trance cuando un ruido muy conocido le advirtió de un deslizamiento. Se apartó rápidamente del material que se abalanzaba sobre el con gran fuerza, esquivó casi todo pero una roca alcanzo a golpearlo en la frente. El dolor punzante a penas lo hizo parpadear pues había conocido otros mucho peores... la herida empezó a sangrar profusamente, él solo miró la nieve a sus pies manchada hermosamente con su propia "vida" .

Estaba bastante interesado en lo que ocurría cuando unos pasos le advirtieron de la presencia de alguién más, aunque pudo haberse puesto a la defensiva de inmediato o incluso atacarlo y eliminar el posible problema sin pensarlo dos veces... esta presencia no le pertenecía a alguien amenazador o al menos por el momento. Era un hombre . - lo que me faltaba...- pensando con pesimismo. Odiaba que lo viesen herido y dando la apariencia de debilidad.

Era muy extraño encontrar a alguien en ese lugar ¿que estaría haciendo el?. Le mantuvo los ojos clavados sin piedad mientras se acercaba presuroso, pero nunca soltó su espada. Ella se mantenía bajo su firme agarre. La sangre caliente rompía el frío casi doloroso que envolvía su cara. El se dejó hacer tranquilo al principio sin entender muy bien que llevaría a un completo extraño a acercarse a otro, herido y armado.

- suelta!- interrumpió bruscamente las palabras del chico mientras apartaba su rostro. - lo único que aceptaría de ti es una cerveza helada! - y a la vez que hablaba posicionaba la espada rápidamente con un aterrador zumbido contra el cuello del hombre. El hablaba con un tono irreverente casi burlandose de la situación a pesar de que el chico parecía tener las mejores intenciones. - esto no es nada - refiriéndose a la herida. Pasó su brazo cubierto con la gruesa chaqueta por su cara llevándose consigo una buena parte de la sangre que antes corría por ella. - si no quieres meterte en problemas sigue tu camino y déjame tranquilo - sus ojos brillando amenazadores sin perder el contacto con los del hombre. sus palabras iban muy en serio

Parecía un chico astuto, bastante inteligente y valiente....de no ser el caso era solo un gran tonto por colocarse en una situación así, después de todo la mayoría hubiera seguido su camino y les hubiera importado un comino si terminaba muriendo desangrado, aunque con una herida de este tipo no era posible. Era normal que las heridas en el rostro sangrasen tanto. Dejó que apartase la espada de su cuerpo y lo miró con atención mientras una media sonrisa se escurría por su rostro, mantuvo a pesar de todo una posición que le permitiese reaccionar en seguida.

-juego a la comidita - bromeó con un tono sarcástico que casi podía tocarse - entrenaba - confesó no mucho después. El dolor en la mirada del chico era más que obvia, aquella manera en la que miraba la espada - ten - se apartó y le lanzó la espada para que la cogiese en el aire. Nunca prestaba sus espadas... ni siquiera dejaba que otros las tocasen pero... digamos que estaba cansado de la rutina - tu también sabes usarlas ¿verdad? - estaba más que interesado en las reacciones del hombre.