Apartamento Gonzalez - Nanahara

El cuerpo de Kaoru reaccionaba sólo ante las caricias de Daniel. Era cómo si tuviera vida propia. Ella intentaba no gemir, pero los gemidos alcanzaban su garganta saliendo al exterior, por lo que a esas alturas ya ni se molestaba en tratar de ahogarlos, si bien de cuando en cuando intentaba llevarse la mano a la boca y morder parte del nudillo del índice para amortiguarlos, hasta que el extenso placer que invadía su cuerpo la obligaba a retirar la mano de allí para retorcer las sábanas mientras su cuerpo se arqueaba ligeramente. Su cuerpo bañado por el sudor a causa del calor que emanaba de ambos cuerpos, había adquirido un bonito tono perlado, y su rostro arrebolado por la excitación mantenía un rojo perpétuo en sus mejillas. Kaoru miraba a aquel hombre. "Sú" hombre, que la estaba sometiendo a una dulce y sutil tortura que era ya incapaz de parar. Cuando notó de nuevo la lengua del muchacho en su intimidad, el placer la inundó por completo. No podía pensar, y era incapaz de pronunciar palabra alguna, pero los hondos jadeos y los gemidos que escapaban de su garganta era suficiente representación de cómo se sentía. Sin embargo, cuando notó los dedos de él dirigirse hacia su intimidad y unirse a la cálidez que ya se estaba recreando en ella, se pusó rígida un instante, aunque la resistencia fué leve y con poca voluntad, pues enseguida los músculos de su cálida y aún virgen intimidad se relajaron, dejando hacer al muchacho a su antojo, y evidenciando de modo bastante notorio, e involuntario la excitación que aquellas maniobras estaban provocando en su femeneidad, mientras la joven se deshacía entre suspiros jadeos y más gemidos. Podía sentir un cosquilleo ardiende en aquella zona en la que ahora Daniel estaba. La lujuría comenzaba a apoderarse de ella de forma sutil...

Siguió jugando con los dedos por esa zona, tal vez necesitaban algo más estimulante o al menos para que ella no sufriera tanto… Se alejó un poco de ella, dejándola encima de la cama, acercandose a la mesita de noche, y sacando del cajón un frasco. Nunca antes habia tenido algo similar pero de un tiempo a esta aparte, pensó que era mejor tenerlo por si las moscas. No estaba de mas tener lubricante para estas situaciones, además conociendo a Kaoru y sabíendo que era su primera vez.

Puso ese liquido en su dedo, volviendo a tomar de nuevo el sexo de la joven. Haciendo que entrara mas fácilmente, intentando que no fuera tan doloroso para ella, debía prepararla muy bien para el acto final.

Kaoru volvió a sentir su intimidad invadida. Aunque esta vez era algo distinto. El invasor se deslizaba con facilidad en su interior. Cosa que ella podía notar en su estrecha cavidad. Aquel roce hizo que el cosquilleo que había comenzado a notar con anterioridad en aquel lugar aumentara, acompañado de una sensación cálida que la iba recorriendo hasta filtrarse en su espina. Retorció las sábanas entre sus pequeñas manos, y se arqueó ligeramente. Su respiración era todavía aún más agitada, y la rigidez que en un pricipio la había acompañado había desaparecido. Ahora su cuerpo estaba relajado, pendiente tan sólo del placer del que estaba siendo objeto, y con todos los sentidos puestos en Daniel. Sintió una súbita necesidad de fundirse con él.. de tenerle aún más cerca.. le miró a los ojos suplicante.- Daniel....- pronunció entre jadeos.Sólo él poseía la clave para apagar aquella horrible y urgente sed que se había apoderado de ella..

Notó como se iba abriendo cada vez más. Como una flor que de manera lenta y suave se abre al sol de la mañana para dejar que la luz entre en ella. Empezó a besarla por su cuerpo, primero por su vientre que a los ojos del chico parecía cristal, un cristal que si no se tocaba de manera suave se podía romper. Continuó hacia sus pechos, besando esa aureola que había visto por primera vez ese día y que rosada le pedía sus labios y con ellos esos besos suaves que le iba dando. No se quedó ahí mucho tiempo sino que se encaminó a su cuello besándolo de igual forma para llegar a sus labios y tomarlos esta vez sí con pasión contenida recreándose por ellos. Mientras no dejaba de jugar abajo siempre con su dedo. Se acercó a su oído susurrando. – ¿Estas lista?

Cada beso, cada caricia, cada movimiento que él hacía en su cuerpo, lograba que ella se estremeciera. Era una sensación tan única que no podría haberse imaginado que fuera a ser de tal modo. Allí, ambos piel con piel, con su fragilidad rendida ante aquel poderoso cuerpo que daba la impresión de poder partirla en dos si se lo proponía y que por el contrario la trataba con un mimo y una delicadeza que nadie pensaría, Tocándola con sumo cuidado cómo si temiera que si no lo hacía de aquella manera, ella pudiera romperse en mil pedazos en sus brazos, logrando que ella se retorciera y gimiera, que se sintiera amada...amada cómo nunca una mujer se había sentido antes. Con aquella mezcla de pasión, deseo, amor y dulzura completamente desbordada y que la hacía desear que aquel fornido cuerpo y el frágil suyo formaran un único nudo, dos almas, dos corazones y dos cuerpos en uno sólo.. dos latidos al unísono..

Kaoru correspondió al beso del muchacho con la misma intensidad, abrazándolo y deslizando sus manos con suavidad por su espalda, para después mirarle a los ojos y sonreir levemente con una mezcla de dulzura, amor y nerviosismo. Asintió mientras sus ojos se clavaban en los del muchacho y tomó algo de aire para prepararse. Sabía que aún a pesar de todo, probablemente sino doloroso, sería algo incómodo hasta que su cuerpo se acostumbrara, aún así no dejó de sonreir con dulzura. Sabía que Daniel sería extremadamente delicado para que aquello fuera lo menos doloroso posible, y lo haría con todo el amor y el sentimiento que tenía por ella.

Una de sus pequeñas manos, buscó la que el muchacho tenía libre y se entrelazó con ella, sujetándola con firmeza, mientras que con la otra se dirigió al rostro del muchacho y lo acarición con suavidad.- Te amo...y ahora.. te perteneceré para siempre...- le susurró. Sus ojos se tornaron algo vidriosos por la emoción, y esbozando una leve sonrisa, acercó sus labios a los del muchacho.- Te amo...susurró entre los labios de ambos.. te amo...- repitió una última vez casi en un susurro- ...y quiero ser una contigo....- dijo en un tono apenas perceptible, aunque audible para el muchacho, dada la escasa distancia a la que estaban. Aquellas fueron sus últimas palabras antes de que sus labios se unieran a los de él, mientras esperaba ansiosa y a la vez temerosa pero confiada, relajada a pesar que no podía evitar que sus rodillas temblaran, aunque cuando este tratara de moverlas no ofrecerían resistencia alguna. Estaba nerviosa, sí, pero estaba preparada.

El muchacho miraba a su prometida con amor, ternura, pasión y lujuria. Pero sabía que se tendría que contener mucho para que ese día fuera especial. Un día que debía ser recordado siempre como el día más maravilloso de ambos. La noche en la que consumaron su amor. Al final, por fin pasaría. Era algo que siempre había soñado, que siempre había deseado y que en ese momento estaba ocurriendo.

Daniel estaba nervioso, muy nervioso a pesar de tener experiencia en eso pero es que necesitaba concentración. Una concentración que no sabía si tendría ya que estaba ansioso por estar unido a ella de esa forma. Respiró profundamente mientras volvía a dejar sus labios y recorría otra vez todo su cuerpo. Volvió a buscar en el cajón algo. Esta vez era un preservativo que se lo tuvo que colocar mucho antes de intentar una ligera penetración, siempre con cuidado, siempre mirándola para ver su reacción

La muchacha contuvo la respiración por un instante. El momento había llegado. por un lado estaba deseosa por unirse a él de aquella forma única y especial. Por el otro estaba algo nerviosa. Aquella iba a ser su primera vez. La entrega final y total. Su más preciado tesoro lo entregaría al hombre que amaba, al único que podía hacerla feliz. Temblando ligeramente, se dejó hacer, tratando de relajar los músculos de su interior, para que fuera menos doloroso o incómodo. Sintió a Daniel separar ligeramente sus piernas y le miró haciendo ver que estaba preparada mientras tomaba algo de aire para soportar lo que vendría a continuación.

Daniel fué lento y cauteloso, pero aún así no pudo evitar que aquello resultara ligeramente doloroso, aunque no fuera nada que no pudiera soportar, sin embargo era necesario que la hombría erecta del muchacho continuara con aquella lenta incursión al interiror de su femeneidad para dar tiempo a que esta se adaptara al intruso que ahora pugnaba por hacerse camino. La normal resistencia de la tibia cavidad iba permitiendo el paso del miembro lentamente, mientras Kaoru trataba de relajarse y apretaba sus dientes ligeramente para hacerlo más soportable. Estaba feliz, aún a pesar de lo incómodo de la situación.

De vez en cuando asentía con una sonrisa conteniendo una pequeña mueca de dolor, animando a su amado para que continuara, mientras sentía cómo iba adentrándose aún más en ella, hasta que llegó a un punto donde la resistencia fué mayor. Kaoru apretó los dientes con fuerza mientras una pequeña lágrima rodaba por su mejilla. Casi pudo sentir cómo si algo en ella se desgarraba. Un pequeño hilo de sangre salió al exterior, anunciando la marcha de su virginidad. Kaoru se abrazó momentáneamente a Daniel, pegándolo lo más posible junto a ella, evitando de este modo que pudiera moverse. Se quedó así durante unos instantes, tratando de recuperar el aliento por el esfuerzo de soportar el dolor del camino que su amado había emprendido. Con la lágrima todavía en su mejilla, Kaoru le miró sonriente, y acarició su mejilla antes de depositar un dulce beso en sus labios que se torno en apasionado. Kaoru fué aflojando el abrazo a medida que el dolor iba remitiendo y su cuerpo se iba adaptando a la forma del intruso que ahora estaba en su interior, hasta que lo liberó del todo.

Miró a Daniel con dulzura y entrelazó sus manos con las de él. Casi parecía que fuera a quebrarse en dos bajo el cuerpo del corpulento muchacho. Aquel cuerpo que la hacía sentir segura y protegida, y que ahora estaba haciéndola vibrar. Kaoru hizo una pausa y volvió a mirarle.-No te preocupes...ya pasó... ha dolido un poco, pero ya estoy bien...- susurró amorosamente al aliento de Daniel para unir nuevamente sus labios a los del muchacho, invitándole de esta manera a continuar. Todavía tendría que ir despacio hasta que la incomodidad desapareciera del todo, dando paso al placer, pero seguramente no tardaría mucho en resultar así. Kaoru podía notar que ahora que el dolor había remitido y sólo quedaba una pequeña incomodidad, una leve pero creciente ansiedad comenzaba a apoderarse de ella.

Daniel estaba todo el tiempo mirándola, cuidando cualquier movimiento que hiciera que pudiera causar algo de dolor en ella. Durante un segundo y al ver como una lágrima rodaba por su mejilla estuvo a punto de frenarse. Pensaba que la había hecho el suficiente daño como para que no pudiera seguir en ese momento. No quería que no disfrutara del momento. No iba a ser solamente él quien lo pasara bien.

Esa dulce sonrisa y ese beso dulce y apasionado a la vez hizo comprender al chico que podía seguir, pero lenta y dulcemente. Para hacerla sentir cómoda aunque imaginaba que eso no sería del todo correcto pues que te entrara algo así no debía ser algo cómodo a decir verdad. A veces pensaba que debía ser horrible tener ese cuerpo. Que alguien entrara así en esa parte de tu anatomía no tenía que ser bueno aunque en algunas ocasiones fuera algo estupendo pero...Daniel no podía entenderlo.

Empezó a moverse de una manera muy lenta, incluso él se sentía algo incómodo ya que no estaba totalmente dilatada y eso podía llegar a hacerle daño también pero sobre todo era porque aquella que estaba con él era la mujer de su vida. Su amada y aquella que en realidad amaba con todo su corazón.

Poco a poco aquella incomodidad fué desapareciendo y fué sustituida por un leve cosquilleo. Su cuerpo había comenzado a adaptarse, y los suaves movimientos de Daniel la daban el tiempo necesario. Su respiración comenzó a agitarse y aquella fricción comenzaba a ser deliciosamente placentera. Kaoru miró a Daniel a los ojos completamente llena de amor, entregándose a él, compartiéndose. Daniel era el dueño de su mente y su corazón, y ahora lo era también de su cuerpo. Por un instante, subió a su cabeza la imagen del día que le conoció. Podría decirse que fué entonces cuando se enamoró de él. Tal vez antes, pues cuando Nat-chan le mencionaba en sus conversaciones, ella aún sin conocerle, sentía algo especial cuando escuchaba su nombre, y a veces incluso se imaginaba cómo podría ser, y cuando le conoció... sin embargo y a pesar de lo que sentía tuvo aquellos sentimientos negados y escondidos al pensar que jamás aquel fantástico chico pudiera tan siquiera saber que ella existía. Estaba tan acostumbrada a que sólo pensaran en ella cómo una amiga o una hermana, que ni siquiera quería dar esperanzas a su corazón. Se había rendido sin tan siquiera comenzar, pero aquello era lo que hasta ese momento la vida le había dado, por lo que no tenía motivos para pensar que fuera a ser distinto, aún a pesar de todo lo que ella sentía en su interior. Le resultaba complicado evitar que sus ojos fueran tras de él cada vez que aparecía por la casa cuando iba a estudiar con Natalia. Y tampoco podía evitar ruborizarse cuando a veces se quedaban solos mientras Natalia iba a por algo que se le había olvidado, o cada vez que sin querer sus manos se rozaban. Durante mucho tiempo intentó convencerse a sí misma que no tendría ni la más mínima oportunidad, que debía dejar de pensar en él, sin embargo, todas sus acciones, todo lo que emprendía, siemrpe terminaba llevándola hacia él. hasta que un día la casualidad, o quizá el destino, cambió las vidas de ambos, haciendo que coincidieran en un solo camino.. y ahora estaban ahí, declarándose su amor, del modo más intenso que dos seres humanos enamorados lo hacen, cuando las palabras ya no son suficientes, y se sella un pacto de piel y caricias.

Los suaves movimientos de Daniel hacían aumentar el cosquilleo en su interior, La respiración agitada ahora se habían convertido en leves jadeos, que no tardarían mucho en volverse gemidos. La muchacha comenzaba a notar cómo uno quería escapar de su garganta. Se aferró a Daniel y le besó sin dejar de mirarle a los ojos. No quería perderse ni uno sólo de sus gestos. Aquel era un momento especial para ambos y ella quería mantener guardado el recuerdo de aquello para siempre.

Notó como Kaoru iba relajándose y cada gesto que él hacía era acogido mucho mejor en el cuerpo de la chica. Sonrió dulcemente al ver sus ojos. ¿Porque sería que él se perdía siempre en esos ojos? Esos preciosos ojos que sabia que solo tenían vista para él de la misma forma que los oscuros ojos del chico lo tenían para ella. Perderse en su mirada significaba que ambos se perdían en los del otro y que siempre estaban en sincronía.

Mientras seguía con un ritmo pausado y continuo que sabía que se iría acelerando con el transcurso de los minutos, no pudo dejar de pensar en el momento en que se conocieron, en como ocurrió y lo pasó a continuación. Todo fue un cúmulo de aventuras, desventuras, amor, ternura y pasión contenida hasta ese momento.

Un leve gemido salió de sus labios y otro mayor podría haber salido si no fuera por los labios de su amada. Un beso apasionado que hacía que su cuerpo volviera a vibrar con ese placer que sentía en ese momento y con el que había estado viviendo todos esos años.

El cosquilleo fué aumentando, poco a poco, la mente de la muchacha fué quedando en blanco. No podía pensar.. no quería pensar, tan sólo deseaba dejarse llevar, sentir a plenitud aquel piel con piel que estaba elevándola al cielo. Sentía calor, y su cuerpo hacía rato que había comenzado a moverse por si solo, cómo si tuviera vida propia, buscando la unión de ambas caderas y deseando que la separación fuera leve. Su cuerpo iba poco a poco reclamando más, mientras sentía cómo su intimidad que ya se había adaptado perfectamente a la hombría del muchacho, recibía cada nueva embestida con notorio regocijo.

Kaoru se sentía cómo si fuera un volcán a punto de explotar, cómo si en ella se estuviera concentrando una energía que luego fuera a romperla en mil pedazos, pero era una sensación tan placentera que tan sólo quería que esa sensación continuara y aumentara.

Su respiración se volvió mucho más agitada y su rostro arrebolado no dejaba de mirar a Daniel, aunque su mirada comenzaba a perderse. Sus manos agarraban ahora las sábanas retorciéndolas entre sus largos y finos dedos, mientras gemidos entrecortados y sonoros jadeos abandonaban su garganta ya sin pudor alguno. De vez en cuando entre jadeo y jadeo, podía escucharse el nombre del muchacho en boca de ella, de forma entrecortada, pero enseguida un gemido o un jadeo volvían a asomar a su garganta.

Aquel placer desconocido hasta entonces para ella, comenzaba a desbordarla. Su cuerpo comenzaba a prepararse para el final mientras el cosquilleo había aumentado hasta niveles dulcemente insoportables. Sentía cómo si de un momento a otro aquel "volcán" estallara y ella fuera a quebrarse en mil pedazos, Si antes necesitaba que Daniel fuera suave y delicado, ahora su cuerpo que había tomado el control de ella por completo, reclamaba todo lo contrario, buscando con dulce desesperación llegar al límite.

El cuerpo del chico se fue fusionando con el de su prometida. Su cuerpo empezaba a ir por libre y aun cuando Dani deseaba hacerlo con calma y dulzura no podía. La chica le había dado la vía libre para dar rienda suelta al fuego que llevaba en su corazón y que se trasladaba a la carne.

Siguió con el acto, poniendo mas pasión y lujuria en ello, aunque no quitaba esa dulzura en sus actos. Miró a Kaoru con una sonrisa llena de felicidad y amor. Una dulzura que solo sacaba ella. Se acercó a su oído. - Te amo mi amor. Me tienes loco por ti. - Susurró de manera sensual mientras volvía a besarla, está vez con pasión, haciendo que sus labios y sus cuerpos fueran uno. Jugando con su lengua. Sabía que si continuaba así todo el cuerpo de la chica se resentiría algo ya que no estaba acostumbrada a ello, pero no podía parar, y sus movimientos eran cada vez mas rápidos.

Las palabras que Daniel acababa de susurrarle, no hicieron sino aumentar aún más su pasión y amor por él, haciendo que se entregara al beso de su amado con el mismo fuego que este transmitía en el suyo. Ambos labios unidos con sus cuerpos anudados, enredados en aquel baile al que se habían entregado, lleno de ternura, pasión, deseo y amor...mucho amor, porque para ellos suponía la culminación de todos los sentimientos que proyectaban el uno en el otro, estrechar sus lazos con un hilo tan fuerte que ya nadie sería capaz de romperlo,
-Yo..también te amo...te amo tanto...jamás dejaré de amarte....Daniel....- pronunció con cierta dificultad en respuesta a las palabras de su amado, para después mirarle con los ojos llenos de amor, completamente desbordados de sentimiento, irradiando una felicidad que no podría describirse con palabras, mientras sus cuerpos seguían encontrándose una y otra vez, conversando su propio lenguaje.

Kaoru volvió a sumergirse en los labios del muchacho, dejandose envolver por la pasión, el fuego y la dulzura que hallaba entre sus brazos, correspondiendo del mismo modo a cada gesto suyo. El amante dulce que había comenzado, era ahora apasionado y entregado, llenándola de fuego y sensualidad, sin dejar de ser tierno por ello. La voluntad de la muchacha comenzaba a resquebrajarse, rindiéndose al placer que la había inundado por completo. Su delicada figura, temblaba bajo el peso del cuerpo del corpulento muchacho que no cesaba de embestirla cada vez con más rapidez. Kaoru sentía cómo si de un momento a otro fuera a explotar. Todos sus sentidos se encontraban abotargados, inundados de aquella sensación que la recorría. Finalmente el clímax la alcanzó, haciendo que perdiera el control momentáeo de todo su cuerpo, su espalda se arqueó bajo su amado y sus manos se cerraron con fuerza sobre las sábanas que yacían completamente desordenadas. sus ojos se tornaron hacia atrás, mientras sus labios abandonaban los de Daniel para inundar la habitación con un profundo gemido susurrado a los oidos del muchacho, a la par que todo su cuerpo se agitaba temblorosamente completamente lleno de placer. Por un instante pareciera que la muchacha fuera a quebrarse en mil pedazos entre los brazos del corpulento muchacho. Tras aquello su cuerpo se relajó ligeramente, a causa de la tensión liberada, aunque manteniéndose todavía receptiva en espera que el clímax alcanzara también a Daniel, antes de relajarse del todo para consentir que el agotamiento los envolviera a ambos.

Sonrió dulcemente al escucharla, dulzura que contrarrestaba con la pasión con la que se iba moviendo el muchacho. Ya no se paraba, no se iba a parar hasta llegar al final, el clímax. Pero aun así Daniel buscaba la manera de no dañarla, como solía hacer siempre. Sabía que su peso podía perjudicar a la muchacha y en el momento que esta arqueó la espalda, Dani pensó por un segundo, que la había hecho daño. Al momento después fue él quien arqueó la espalda y calló delicadamente encima de su amada. Su respiración era entrecortada. Se consiguió levantar para sentarse en la cama, dejando a su novia tumbada. Sonrió feliz mientras le tocaba una mejilla, suspirando de manera enamorada

yo...te amo Kaoru...te amo con todo mi corazón. - Dijo mientras la atraía hacía el nuevamente y la volvía a besar. En esta ocasión con ternura y amor. - ¿Estás bien? Es la primera vez que...y bueno...yo... - No sabía que decir o que hacer. Solo atraerla hacia él y dejar descansar su cuerpo en el del él.

Kaoru revolvió delicadamente el cabello del muchacho y le miró con gesto cansado, pero pleno de felicidad. Sus ojos destilaban amor por los cuatro costados y sus mejillas aún conservaban parte del color sonrosado por la agitación de lo ocurrido. Como respuesta, ella se acercó a él y le besó con ternura en los labios,dejando que la desnudez de su cuerpo tocara delicadamente la piel del muchacho.

Momentos después se separó delicadamente y le observó con gesto sonriente. - Lo sé....yo también te amo, Daniel... con toda mi alma.. yo... hacía tiempo que quería que esto...- bajó levemente la mirada algo avergonzada-...pero..no sabía cómo decírtelo...cómo te dije antes, ya estaba preparada.. quería demostrarte con todo mi ser todo lo que te quiero...y ser una contigo....- Kaoru hacía pausas entre palabra y palabra. Aquello le costaba decirlo. No porque no lo sintiera, o porque no encontrara las palabras, sino porque no estaba acostumbrada a hablar de ese tipo de cosas ya que le daba vergüenza, pero por otro lado, quería que Daniel lo supiera, no quería que sintiera que la había forzado o algo similar, ya que el era muy dado a pensar en ese tipo de cosas. La quería mucho y eso hacía que siempre que se trataba de ella, el fornido muchacho fuera con pies de plomo.

-....ha sido mi primera vez...y...además ha sido con el hombre que amo... creo que no podría ser más perfecto, no crees..? Al menos para mí, así ha sido.- Kaoru había escuchado muchas veces que no había nada que pudiera compararse a entregarse a la persona amda. Ella no tenía más referencias, ya que aquella había sido su primera vez, y además se había entregado Daniel, al que amaba más que a su propia vida, pero aún así no creía que pudiera haber nada más maravilloso. Sin embargo se preguntaba cómo habría sido para él, ya que el ya había tenido experiencias anteriormente, y seguramente eran más experimentadas que ella. Lo que la hizo sentirse momentáneamente algo torpe.- Sólo siento no haber sido más activa- dijo con algo de pesar- tendrás que enseñarme que es lo que te gusta, y cómo..yo....quiero aprender...porque te quiero, y quiero poder hacer también cosas que te hagan sentir bien a tí... - Kaoru sintió que las mejillas la ardían horriblemente a causa de la vergüenza, pero era algo que tenía que decir.- La próxima vez...- Kaoru levantó la mirada ligeramente y le miró completamente ruborizada, pero con una sonrisa en su rostro- ...tendré más iniciativa...te haré sentir bien...bueno... al menos mejor que hoy, porque creo que te ha tocado todo el trabajo a tí solo..- dijo medio riendo. Hoy quizá había estado torpe, pero era algo normal, nunca lo había hecho, pero estaba dispuesta a aprender. Solo quería que Daniel fuera feliz.- Soy buena alumna, y aprendo rápido..sobre todo si se trata de conseguir que seas feliz.. haría todo lo que fuera para verte feliz.. tú felicidad es lo único que me importa...Te quiero Daniel...más que a nada en este mundo..-

Se encontraba cansada. Había soportado mucha tensión y el reláx que se producía tras liberarla, estaba comenzando a apoderarse de ella. Se acurrucó junto a Daniel y se abrazó a él hasta que el sueño la venció. La expresión de su rostro era de total felicidad. Se sentía radiante y segura entre los brazos del musculoso muchacho, al que amaba con auténtica devoción. Con todo el corazón, y el alma. Ahora le pertenecía a él por completo. Sería suya para siempre.

Continuó escuchando lo que ella decía, la verdad es que era lógico que sus labios tuvieran una sutil y tonta sonrisa de enamorado pero es que resultaba natural al tener a su prometida a su lado y haberlo....

Las mejillas del muchacho se tornaron rojizas. No sabía porque pero el haberlo pensado le había avergonzado. ¿y si había hecho algo mal y cuando supiera todo se daba cuenta? Era el que mas conocía del sexo pero como bien decía ella. Era una muy buena alumna.

Notó como la chica se iba quedando dormida y sonrió lleno de amor. Le dio un beso en la frente apagando la luz. mientras le iba entrando el sueño se quedó pensando en todas las cosas pasadas a ambos desde que se conocieron. Demasiadas pero también fueron especiales ya que les llevaron a lo que ese día había pasado

Los ojos del joven se fueron cerrando del cansancio acumulado en ese día.

El sol de la mañana se filtraba por las cortinas de la habitación. A pesar que la persiana estaba bajada parcialmente, el espacio que había quedado permitía el paso de la luz iluminándola de modo suave. Kaoru abrió los ojos despacio y vió ante ella a Daniel que aún seguía dormido y que la mantenía abrazada contra él. La muchacha sonrió amorosamente mientras le contemplaba. No tenía muchas oportunidades de verle de aquel modo. Le notaba relajado, tranquilo y feliz. Parecía un niño pequeño. Mientras él dormía plácidamente, ella besó su frente con suavidad y le mesó despacio el cabello. Luego posó su mano sobre el pecho del muchacho. Podía sentir el latir de su corazón, que ahora era calmado, pero aún así latía con fuerza. Se asombró de lo claramente que podía sentirlo. Suspiró hondamente y le miró con rostro feliz. Casi no podía creerse lo que hacía unas horas había pasado entre ellos. Desde luego, si antes le amaba, ahora, todavía más, si es que eso era posible. Ahora habían desaparecido todas las barreras entre ellos. Se habían entregado el uno al otro sin nada que esconder. Entregando el alma en cada gesto.

La muchacha se sentía cómo si realmente estuvieran casados. A partir de ese momento lo iban a compartir absolutamente todo, y aquel había sido el último paso para sellar aquel pacto de amor que se habían prometido. Kaoru alzó la mirada de nuevo hacia el durmiente muchacho, y sonriendo le acarició el rostro con suavidad y acercando su rostro al de él, le beso con mucha delicadeza y amor.

-Te quiero...- susurró.- No sabes cuanto. Y doy gracias a Dios por ponerte en mi camino. Prometo que lucharé con todas mis fuerzas para hacerte el hombre más feliz del mundo, y así corresponder a la felicidad que tu me proporcionas...y algún día colmar nuestra felicidad dándote hijos...he soñado con ello, sabes? que teníamos una casita algo más grande...con un pequeño jardín...y en ella estábamos tú y yo..erámos muy felices, y correteando a nuestro alrededor dos preciosos niños...nuestros hijos.. - le dió otro pequeño beso en los labios. y luego continuó- me... me gustaría que ese sueño se hiciera realidad.... algún día, aunque no me importa si la casa no es más grande... o incluso si es más pequeña que esta...lo único que me importa es que sea junto a tí...porque quiero que sepas que no puedo pensar en una vida si tú no estás a mi lado..porque sin tí...no querría vivir.. te perdí una vez y fué lo más doloroso que experimenté.. eso hizo que me diera cuenta que no me importa ninguna otra cosa salvo tú... y si alguna vez tengo que dejar todo lo demás a un lado para estar junto a tí...quiero que sepas que lo haré...lo sabes verdad? porque te amo...te amo más que a mi propia vida...aunque no me escuches decirte todo esto, pero se que tu corazón lo sabrá. Quiero pasar el resto de mi vida contigo....mi Daniel..- Kaoru miró el despertador. Aún era bastante temprano, por lo que decidió seguir durmiendo un poco más, hasta que Daniel se despertara. Así prepararían juntos el desayuno. Le dió un último beso, y luego volvió a acurrucarse en la seguridad de aquellos fuertes brazos, y apoyando su cabeza en el torso de él, volvió a quedarse dormida con un gesto de inmensa felicidad en el rostro.

Sintió como se movía pero no abrió los ojos. Sentía que los parpados le pesaban mas de la cuenta. Como si al abrirlos toda la magia de la noche pudiera desaparecer. Solía ser lanzado y nunca pensaba que las cosas no podían ser de la manera que para él eran pero ese día si era así. El miedo atenazaba su corazón. Y si había sido verdad y luego su novia se daba cuenta que eso no era lo que quería. Daniel estaba echo un lío y todo parecía dirigirlo su corazón.

Oyó como la chica se volvía a él y le decía un te quiero. Eso hizo que los labios del chico se torcieran en una sonrisa feliz y su mente viajó lejos, donde estaba su hermana preguntándose si ella también había sentido todos esos miedos al estar con él. Ojala estuviera con ella ahora. Su mente divagaba en como hacía para sobrevivir sin estar ella a su lado pero un ligero movimiento a su lado hizo que el muchacho asintiera. Ella, la mujer con la quiero pasar el resto de mi vida. ella es el ancla que tengo cuando no esta Nat y Nat es el ancla cuando no esta Kao. Son importantes para mi y son la fuente de mi vida. Abrió en ese momento los ojos y la vio durmiendo plácidamente. Mi bella durmiente. Se volvió a dormir esperando que llegara una hora no muy temprana para levantarse

La muchacha abrió los ojos despacio y vió ante ella el rostro dormido de su prometido. Sonrió llena de felicidad, y algo ruborizada al recordar nuevamente lo que había sucedido entre ellos. La desnudez de ambos cuerpos uno junto al otro, se lo recordaba. Podía decirse que ahora era plenamente feliz. Se sentía cómo si Daniel y ella estuvieran ahora unidos por un hilo invisible que nada sería capaz de romper. Acercó sus labios a la frente del durmiente muchacho y le besó con delicadeza. Se deslizó de entre sus brazos y incorporó. Se puso algo de ropa y se levantó de la cama, volviéndole a arropar y a darle otro beso antes de marcharse de la habitación en dirección a la cocina. Una vez allí se dispuso a preparar algo para desayunar. Unas tostadas, café y unos zumos estaría bien. Kaoru canturreó alegre mientras iba preparando las cosas y poniendo la mesa. Sentía cómo si aquella casa, ahora fuera realmente suya, y Daniel y ella, recién casados. Con la sonrisa en el rostro y la mirada chispeante de felicidad, se preguntaba si era así cómo se sentían las parejas de recién casados. Daniel ya le había dicho en alguna ocasión que para él era cómo si ya lo estuvieran y que la ceremonia sólo sería un mero formalismo para "legalizar" su situación, pero que realmente podía contar cómo si ya fueran marido y mujer.

Con movimientos suaves y tarareando en voz baja, terminó de preparar la mesa y puso la cafetera en marcha en espera de que al olor del café Daniel se despertara, dirigiendose luego hacia uno de los muebles y ponerse de puntillas para alcanzar un par de tazas y un par de platos....

Notó como se levantaba y abrió un ojo para verla. Parecía un ángel y con esa desnudez la diosa venus tendría envidia. Durante unos minutos se hizo el remolón, pero después se puso algo por encima y se encaminó hacia la cocina. El olor a café recién hecho hacía que se levantara casi en el acto.

Sonrió con dulzura al verla ahí y se acercó con cuidado poniéndose detrás de ella. - Te ayudo mi amor. - Preguntó mientras cogía la tazas del estante donde estaban.

Cuando sintió el cuerpo de Daniel tras del suyo, Kaoru sonrió. Dejó que él terminara de alcanzar las tazas y se volvió quedando frente a él. - Muchas gracias mi amor.- Dijo tomándole de la mano las tazas y dejándolas sobre la encimera para pasar los brazos alrededor del cuello del muchacho y recibirle con un dulce e intenso beso en los labios.- Buenos días...- Le susurró con el rostro sonriente.- Ha dormido bien mi príncipe?- Le dió un segundo beso y le miró con expresión enamorada. a la par que suspiraba profundamente sin retirar la sonrisa de su rostro.- No he querido despertarte....estabas muy mono.. - Le dió un cariñoso pellizco en la nariz con delicadeza, y luego le besó una tercera vez.- Ha sido una noche maravillosa- dijo algo ruborizada.- para mí ha sido muy importante..y... especial..-

Volvió a rodearle con ambos brazos y tras susurrarle un "te quiero" le besó con intensidad y poniendo todo su sentimiento en él. Se separó ligeramente, poniéndose de puntillas y apoyando su frente en la del muchacho.- Cuantas cucharaditas de azúcar va a querer el dueño de mi corazón?- dijo de forma melosa y con expresión sonriente. No podía disimular que se encontraba feliz. Feliz por tenerle a él. Feliz por ser su prometida, por estar viviendo juntos, feliz porque ahora se pertenecían completamente el uno al otro, y porque él, el amor de su vida, el hombre que más la quería, había sido el primero y sería el único y último para ella. A él le había abierto el cofre de su más preciado tesoro y le había entregado la flor de su inocencia. Sabía que nadie la trataría ni la cuidaría con más amor que él. Aquel fornido torso y aquellos fuertes brazos, serían su castillo, y en ellos encontraría la protección y la calidez que nadie más podría darle. Sólo aquellos brazos, podían hacerla sentir segura, y sólo aquel hombre era capaz de hacerla tocar el cielo con las manos y hacerla sentir una mujer de verdad, con la pasión y la delicadeza que tan sólo él podía darle.

Sonrió feliz al sentir los brazos de ella por su cuello y ese beso. Era lo mejor del día y eso que acababa de comenzar. Como sera la continuación pensó el chico mientras sonreía de manera dulce a su prometida. ¿Estaré con el mismo rostro que Nat considera tonto? otra de las preguntas que se iba haciendo aun cuando ni siquiera le importaba en ese momento.

Buenos días bella princesa. - Contestó mirándola con dulzura. - He dormido bien y espero que tu también. - Continuó con la misma sonrisa de antes. Negó con la cabeza. - No estaba dormido, solo deseaba quedarme así. En ese momento era lo mejor que estaba pasando y no quería levantarme y encontrarme con otro día mas de clases y trabajo.

Miró divertido a Kaoru mientras empezaba a poner la mesa. - Tendrás que aprenderte las cosas que me gustan. - Contestó sacando la lengua. - Dos cucharillas pequeñas. - Contestó mientras volvía a lo que estaba haciendo...poner la mesa