Esto no se podría llamar cita improvisada! {Priv. Alissa Nesbitt}

Posó sus labios sobre mi frente y me sonrojé. Parecía estar comprobando si tenía fiebre. Me contó que su cuarto solía estar desordenado cuando se encerraba en él. Esa rosa como de crío travieso y esas palabras me hacían sentir muchaternura hacia Niu además de amor. Realmente estaba con un chico maravilloso, no podía creerlo.

Al yo pedirle que me enseñara la pintura de aquel día, se levantó y se acercó a un lienzo que estaba junto al escritorio cubierto por una tela. Retiró la tela y contemplé el cuadro. Era precioso, incluso aunque yo era la modelo. Me sorprendí al ver el talento que tenía pintando. Era incluso mejor de lo que pensé cuando vi sus bocetos, que ya me impresionaron bastante.

-Es precioso, Niu… -le dije fascinada.

Me acerqué para contemplarlo mejor. Podía ver esos detalles hechos con mimo y esas pinceladad tan cuidadas. Tras contemplar el cuadro un rato me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos. Me elevé un poco sobre mis pies y le di un suave beso.

-Eres maravilloso… tengo tanta suerte de tenerte para mí -le susurré al oído.

Sonreí al ver como su rostro mostraba que estaba fascinada ante mi pintura y como se fijaba en las pinceladas: -Quizás haya alguna pincelada fuera de lugar, pero ya sabes... aun solo soy un estudiante de primer curso-dije sonriendo levemente.

Estuve aguantando el cuadro todo el rato que ella quiso sonreí al escuchar sus palabras que confirmaban que le gustaba el cuadro: -Es tuyo, Alissa-le dije sonriendo dulcemente dejando el cuadro apoyado en la pared encima de la cama, -tengo dos, así que el otro me lo quedaré yo, el que hice mientras dormías-dije sonriendo sabiendo que le daba algo de vergüenza pensar que le había dibujado durmiendo.

Cuando vi como me tomaba por el cuello acabe tomándola por la cintura delicadamente. Me agaché algo para facilitar que me diera el beso que quería darme y escuché con atención esas palabras que me hicieron sonreír, hacía tiempo que nadie me decía eso, en verdad mi vida siempre había estado remarcada por el hecho de que uno de mis padres me odiase con toda sus fuerzas hasta el día en que muriese ese recuerdo me hizo suspirar pero luego sonreí de nuevo, tampoco quería preocuparle por mis cambios de humor, -Gracias... aunque creo que tengo yo mucha más suerte de tenerte para mi que tu...-sonreí para volverla a besar.

Me observó mientras contemplaba el cuadro y al notar que me había gustado tanto me dijo que me lo daba.

-¿Lo dices en serio? Muchísimas gracias- le dije feliz.

Luego me dijo que él se quedaría con el que me hizo cuando dormía, a lo que yo me ruboricé.

-Puedes quedártelo, pero me lo tienes que enseñar -le puse esa condición.

Él correspondió el beso que yo le di. Yo le di un beso esta vez más apasionado y me acerqué a él. Me dijo unas palabras preciosas y le abracé. Me mantuve pegada a él con mi oreja en su pecho. Podía escuchar los latidos de su corazón. El mío latía muy rápido. Cuando intentaba notar el ritmo que llevaba su corazón, una irritante melodía empezó a salir de algún lado. SIn duda de algún teléfono. Me separé rápidamente de él como si alguien hubiese entrado en la habitación.

-El mío no es... no lo llevo encima -le dije-Debe ser el tuyo...

Me sentía furiosa con el teléfono porque había roto el ambiente.

Al escuchar la condición que me ponía solo me puse serio pero luego me reí y asentí: -Esta bien... te lo enseñaré antes de quedármelo-dije para volver a mi escritorio y sacar otro cuadro, algo más grande. Se lo enseñé, era un cuadro algo más grande que el otro.

Cuando acabe de enseñárselo lo deje en su sitio y le bese tiernamente. Nos pasamos un buen rato abrazados, me gustaba sentir su calor contra mi cuerpo y sosteniéndola entre mis brazos. Era tan agradable y me proporcionaba una tranquilidad que nunca había tenido en mi vida. Pero cuando tocó mi teléfono me sobresalté, ¿Quien leñes llamaba a esas horas de la noche? No lo sabía, pero tenía un mal pero que muy mal presentimiento.

-Si... por desgracia es el mio-fui encima la cama tomando mi móvil que era donde lo había dejado y pensaba que era mi hermano pero el numero no me sonaba así que pensé en no descolgar pero al final lo cogí.

La voz me sonaba, demasiado me sonaba. Fruncí mi ceño, dándome la vuelta para que Alissa no se preocupara; pero odiaba escuchar esa voz, era mi padre el que me estaba hablando. Como siempre no nos dejaba nunca tranquilos, sin decir nada deje que hablara y acabe diciendo: -¿Ya esta todo? A sido un "placer" haber visto que sigues en este mundo-dije flojo pero con cierta frialdad, colgando el teléfono, esas palabras eran con un tono de sarcasmo, estaba claro que no me alegraba de saber que estaba vivo.

Me volteé para mirar a Alissa sonriendole: -Disculpa, ya esta...-dije ofreciendo una leve sonrisa.

Puso una expresión extrañada al mirar el teléfono. Parecía enfadado, era normal. Nos habían interrumpido. Creía que no iba a contestar pero al final descolgó el teléfono. Lo vi fruncir el ceño pero volvió el rostro probablemente para no preocuparme. Sin embargo me había dado cuenta de su expresión. Me acerqué a él preocupada pero dejándole espacio.

Cuando comenzó a hablar de esa forma me preocupé aún más. Tenía pinta de ser algo personal. Hablaba con frialdad. Después de una palabras bastante duras y con un tono claramente sarcástico, colgó el teléfono. Luego se volvió hacia mí y se disculpó por la interrupción.

-No te preocupes, Niu... pero, ¿ha pasado algo? ¿Quién era?- le pregunté con una expresión claramente preocupada- Puedes contarme lo que sea, desahogarte. Si necesitas mi ayuda ya sabes que estoy aquí. Pero no me gusta verte mal...- terminé diciendo.

Le agarre el rostro con cuidado acariciándole la mejilla con ternura.

Cuando colgué el teléfono lo dejé lejos de mi, en el escritorio, no quería verlo más. No hasta que se me calmara el mal humor. Miré a Alissa después de disculparme por la interrupción, escuche sus palabras que sonaban a preocupación, cosa que pude confirmar al ver su rostro y como acariciaba mi mejilla con tal delicadeza. Eso me hizo calmarme un poco, tampoco quería agobiarla con mis problemas familiares, así que suspiré.

-Era el ex-marido de mi madre y el que antes se hacía llamar "padre"-dije, aunque era mi padre no iba a admitirlo nunca, no podía admitir que alguien como aquella persona fuese quien de pequeño había llamado padre. Me senté en la cama, despeinando mi pelo con mi mano sin mirarla, pensando en como hacer un breve resumen de porque le trataba de esa forma si en teoría era mi padre: -No me gustaría agobiarte con mis problemas... pero digamos que en mi vida no es siempre sonrisas y risas como parece ser a primera vista....-dije mirándole levemente a los ojos, de momento esa llamada había hecho que mis ojos dorados hubiesen dejado de brillar levemente.

Me senté a du lado. Notaba que no quería preocuparme pero yo dabía que él necesitaba desahogarse y contarle esos problemas a alguien. No sabía si yo sería la persona más adecuada para eso pero estaba dispuesta a intentar que me contsra la que sentía.

Al parecer se trataba de su padre, él era quien lo había llamado. No sabía mucho sobre el pasado de Niu pero parecía que la relación con su padre no era buena. Notaba que tras esa llamada su brillo en los ojos que tanto le caracterizaba había desaparecido.

Sentí una gran tristeza cuando me dijo con esa expresión que su vida no siempre había sido feliz.

Le agarré con mis dos pequeñas manos una de sus grandes manos con dulzura y le miré a los ojos.

-Niu, no sé si estarás preparado para esto pero puedes contarme cualquier cosa. Aquello que te aflija. Así podré conocerte mejor, claro si tú quieres contármelo. No te obligaré- le dije.

Sentí como ella se sentaba después de mi a mi lado, en la cama no sabía como mirarla ya que en esos momentos me sentía incapaz de sonreír aunque lo intentase no podía y eso me hacía sentir inútil e impotente por no poder dejar de lado mis preocupaciones como solía hacer cuando estaba con ella.

No seguía hablando o mejor dicho, había algo que se negaba a dejar salir mis palabras y mis sentimientos de mi interior. Y fue ese entonces que sentí como sus pequeñas y delicadas manos cogía la mía que era grande y firme. Alcé mi mirada hacía ella, mirándola a los ojos escuchando todo lo que me decía y solo suspiré y asentí: -Sé que suena duro... pero para mi el hombre que ha llamado estaba muerto desde hacía mucho tiempo...-dije desviando la mirada intentando que ella no pensara que era un mal hijo y una mala persona por pensar eso del que era mi padre.

-Hace años engañó a mi madre con otra mujer y bueno... nos abandonó, a causa de todo eso, mi madre ya no ha vuelto a ser quien era antes, aunque hayan pasado años y años de aquello aún no ha conseguido superarlo y ... -suspiré pesadamente- él siempre vuelve, parece que no tiene suficiente con el hecho de haber estropeado la felicidad de mi madre y la juventud de mi hermano...-dije para luego callarme, no quería contarlo todo muy deprisa, quería ver la reacción de Alissa sin soltarle las manos.

Escuché atentamente lo que me contaba, aquello sonaba cada vez más triste. sentí gran compasión por él y por todo lo que había tenido que pasar. Era horrible tener un padre así, aunque yo de padres horribles sabía bastante. De alguna forma sentía que lo entendía ya que yo tampoco había recibido amor por parte de mi padre. Aunque en mi caso, tampoco lo recibía por parte de mi madre. La verdad es que a pesar de todo, se podía decir que mi situación familiar era estable. Así que no podía quejarme ya que lo de Niu era mucho peor

-Siento mucho el que hayas tenido que pasar por todo eso, debe ser horrible... ¿quién lo iba a decir viendo ese brillo en tus ojos y es permanente sonrisa que siempre tienes? -le dije.

Lo abracé con ternura. Luego me separé y le miré a los ojos sonriendo.

- Sonríe, me gusta cuando lo haces. Que sepas que si tienes algún problema de cualquier clase, yo siempre te apoyaré. Estaré siempre a tu lado, nunca te dejaré- le dije con toda la dulzura que me fue posible.

Escuche sus palabras, en ellas se podía entrever algo de compasión pero no lo tomé en cuenta, no es que fuera de aquellas personas que sentían herido su orgullo porque mostrasen compasión por su pasado o por su persona. Sentí como me abrazaba, así que solo le abrace con ternura intentando no preocuparle más de lo que ya lo estaba haciendo.

-No quería preocupar a la gente ni parecer alguien triste o amargado... así que me impuse sonreír y dejar de lado esos problemas... al menos durante el día-le susurré para luego mirarla a los ojos como hacía ella.

Escuché su petición, en verdad quería sonreír para que amargar la noche que estábamos pasando juntos. Sabía también que ella me entendía, cuando tuvimos aquella tarde en el jardín pude presenciar el daño o parte de ello que había tenido con sus padres y sentía cierta conexión con su situación aunque no fuese lo mismo exactamente.

Suspiré y respiré profundamente, para luego ofrecerle una delicada pero tierna sonrisa: -Lo sé... sonreiré por ti... Eres mi motivo por el que puedo sonreír más-dije en un susurro sonriendole para luego ofrecerle un tierno beso, olvidándome así un poco de lo que había pasado hacia poco.