Apartamento Gonzalez - Nanahara

Siento que sea tan corto. Pero no quiero imponer nada en el post

Bueno.. llegados a este punto.. es decisión de Daniel, si siguen adelante, o si reculan y vuelven la atención a las palomitas y a la película.. pobre.. con lo que le cuesta decidirse para estas cosas... XDD aunque si necesita ayuda con la decisión.. podría consultarle a Sakuya.. seguro que él está deseando de echarle una manilla... ja,ja,ja,ja,ja.. es broma, es broma.. bueno, dejemos que el chaval decida tranquilamente sin presiones....

Bueno.. creo que a partir de aquí.. habría ya que poner el cartelito y el spoiler... ah, y.. bueno.. creo que los dos tortolitos tendrían que mudarse a un lugar más cómodo que el sofá... cof, cof, cof... XDD

Todo su cuerpo se estremeció al sentir como su novia ponía su mano en su cintura, y como si hubiera tomado vida propia quitó la prenda en ese lugar para sentir su calidez, su amor. Dejó los labios de ella, y los encaminó primero a su lóbulo jugando en él, dándola pequeños mordiscos, solo con los labios, para no hacerla daño. Sabía que tal vez eso haría que tuviera miedo. Fue bajando lentamente hasta su cuello con los mismos pequeños mordiscos que antes, sus labios recorrían toda esa parte de su cuerpo, haciendo que su corazón latiera tan fuerte que se iba saliendo poco a poco de él.

Daniel reclinó con dulzura a kaoru en el sofá y deslizó hacia arriba ligeramente el camisón, quedando la prenda que cubría sus senos al descubierto. La desabrochó con delicadeza dejando estos expuestos ante él. Sus senos se veían firmes y puros a ojos del chico. No pudo dejar de observarlos durante unos segundos, al final una de sus manos acarició esa parte de la chica, ya los había visto antes, en la playa, pero estaba en bikini y eso hizo que no los viera de esa manera, rozó el pezón de la chica con sutileza, dejándolo casi duro. Acercándose luego de manera lenta a él. Su lengua pasó con delicadeza y sutileza por aquel lugar, tenía un gusto dulce, casi como un bombón que se iba deshaciendo en su lengua. Empezaba a jugar con la otra mano en su otro pecho, haciendo que también se volviera duro. Esperaba que todo aquello fuera bien.

Daniel volvió a mirarla, volviendo de nuevo a la realidad, sus ojos miraron alrededor notando que algo había extraño. No se había dado cuenta que estaban aun en el salón. Se levantó del sofá, cogiendo en brazos a su prometida, volviendo a besarla en los labios con ternura. – Vamos a la cama, creo que estaremos más cómodos. – Fue una frase que dijo por decir ya que se habían encaminado al dormitorio.

Una vez allí, la tumbó con delicadeza en dicho lugar, y volvió a besarla con ternura en los labios, esa ternura que iba volviéndose pasión con el paso de los segundos. Sabía a la perfección que ella se había dado cuenta de todo lo que él iba a hacerla. Que esa noche sería de ambos y que sería el día que consumarían su amor. Un amor eterno que era el que la profesaba.

Cuando Kaoru sintió cómo Daniel la reclinaba e iba deslizando ligeramente el camisón para acceder a la prenda que cubría sus senos, se estremeció ligeramente. Su respiración se comenzaba a tornar algo agitada, y al notar los labios de Daniel por su cuerpo, emitió un hondo suspiro. Ahora sus senos estaban al descubierto y se sintió ligeramente avergonzada al notar cómo él la observaba. Desvió su mirada con el rostro ruborizado, y le dejó hacer. Sintió la calidez de sus labios y sus manos y la suave caricia de su lengua por sus senos, haciendo que su cuerpo reaccionara ante tanta devoción. Kaoru enredó con suavidad sus dedos entre los azabaches cabellos del muchacho. Aquellas nuevas sensaciones que la invadían eran difíciles de describir, pero cada gesto que el hacía sobre ella hacía que una pequeña llama prendiera en su interior.

Cuando Daniel la alzó y la llevó en brazos para llevarla al dormitorio, se sintió como una princesa en brazos de su príncipe. Dejó que este la depositara con delicadeza y correspondió a su beso. Se separó ligeramente y le miró con los ojos llenos de amor. Le dedicó una sonrisa y le susurró con delicadeza.- Te amo... Daniel... sé que serás delicado conmigo..por eso no tengo miedo.. confío en tí...- Luego volvió a sus labios abriéndolos y fundiéndose con los de él, en un beso húmedo y apasionado, mordisqueando delicadamente los labios de él con suavidad, mientras sus manos iban recorriendo el camino que las separaba de la parte inferior de la prenda que cubría el torso del muchacho. Quería sentir su calidez, acariciar aquel esculpido torso, y llenarlo de dulces besos. Cuando la prenda cayó al suelo dejando expuesta la desnuda piel del muchacho, Kaoru deslizó sus manos por la espalda de este, y siguiendo los impulsos de su cuerpo, llevó sus labios al cuello de Daniel recorriendo con delicadeza todo este hasta llegar a la oreja, donde se detuvo en el lóbulo. A cada gesto que ella o él hacían, notaba cómo su calor corporal aumentaba, le iba pidiendo más, sentir más. Sus manos abandonaron la espalda del muchacho y se dirigieron a la parte delantera de este. iban acariciando con suavidad cada parte, rozando levemente uno de los pezones del muchacho, que se puso erecto. titubeando y con cierta inseguridad, esta acarició con suavidad el pequeño botón, tal cómo él había hecho anteriormente con sus senos. Kaoru se movía por instinto, y si bien sabía que sus movimientos podían ser algo torpes por la inexperiencia, confiaba en que el amor que le tenía consiguiera que no hiciera las cosas demasiado mal, y que al menos pudiera hacerle sentir sensaciones agradables, tal cómo él estaba haciendo con ella.

La piel del muchacho se había ido erizando por momentos. Su novia le había dejado algo asombrado al notar que era ella la que empezaba a llevar la voz en ese momento. Sonrió de manera dulce, notando los labios de ella en su cuello, sintiendo de nuevo un escalofrío que recorría toda su espalda. Sus manos se deslizaron por el camisón que le separaba de la desnudez de ella, y desabrochó lentamente los pequeños botones superiores, mientras depositaba pequeños besos en la piel que iba quedando expuesta. El muchacho iba con sumo cuidado, pues temía que ella pudiera asustarse, aunque tal parecía que no era así. Cogió su rostro con delicadeza, haciendo que parara. Sus labios se posaron en los de ella de manera cándida primero volviéndose cada vez mas apasionada.

Sus labios, siguieron después por las mejillas de la chica, bajando por los hombros, sus labios solo acariciaban la blanca piel de Kaoru, mientras iba deslizando completamente el camisón del cuerpo de ella con lentitud, lo hizo muy lentamente, para que ella fuera asimilando cada gesto y movimiento suyo sin asustarse

La prenda cayó a la cama por detrás de la chica mientras el chico la tocaba con delicadeza, como si al tocarla más fuerte se fuera a hacer añicos. Se separó algo de ella, mirando con dulzura y amor a su amada

Kaoru por instinto se tapó ligeramente los senos al notarse totalmente expuesta. Se sentía algo avergonzada mientras desviaba la mirada. Su rostro se tiño de un delicado rubor. Ahora se encontraba ante Daniel sin ninguna prenda que la protegiera de la total desnudez salvo su prenda íntima inferior. Se sentía algo nerviosa y su cuerpo temblaba ligeramente. Notaba la mirada de Daniel sobre ella y no se atrevía a mirarle directamente directamente a los ojos. -Yo....esto.. me resulta.. algo embarazoso que me mires.. me da vergüenza- dijo con timidez, para poco a poco ir subiendo ligeramente la mirada hasta que sus grises ojos se toparon con la dulce mirada que los oscuros ojos de Daniel la dedicaban. Kaoru se quedó por un instante anclada a esa mirada que tanto amor desprendía, y pudo sentir todo ese sentimiento sobre ella. Esbozando una tímida sonrisa llena de reprocidad, Kaoru fué poco a poco retirando sus manos de sus senos y dejó caer sus brazos lenta y suavemente a los costados, dejando de este modo la parte superior de su desnudez completamente al descubierto. Estaba dispuesta y preparada para continuar con lo que habían comenzado. Ella le pertenecía, antes, ahora y siempre.

Miraba detenidamente a su prometida, cada vez más extasiado y enamorado que antes y a la vez más ansioso al ver la desnudez de ese cuerpo que tanto deseaba. Se sentía el hombre más feliz del mundo. Pero no entendía el porque estaba tan nervioso, parecía que fuera la primera vez que estaba con una chica en esa situación y en parte así era. Sería la primera vez que lo harían.

Sonrió de manera dulce y con la ternura propia del chico hacia ella. – Si no quieres no importa… Yo… - Notó como se iba “abriendo”, notando que en ese momento era ella la que lo deseaba. – Lo haré lento, si en algún momento deseas parar me lo dices. – Se fue acercando a sus labios primero, besándolos con ternura, recreándose en ellos. Necesitaba notar que su cuerpo reaccionaba a esos besos mientras bajaba lentamente una de sus manos por el cuello de ella, acariciando lentamente su cuerpo hasta llegar a los senos de ella. Jugando con ellos de manera lenta, volviendo a endurecer aquello que podía gustarle bastante al chico.

Kaoru asintió con una dulce sonrisa. Sabía que Daniel no haría nada que ella no quisiera, y que sería tierno y dulce.
Los labios de Daniel se acercaron y pudo sentir toda su ternura. La besaba cómo si fuera una rosa que se fuera a deshojar. Con una delicadeza que a muchos les asombraría que él tuviera. Su cuerpo que aún temblaba un poco, iba relajándose a medida que Kaoru iba dejándose llevar por los besos de Daniel y centrándose en las sensaciones que iban despertándose a medida que la mano del chico iba acercándose a sus senos. Pudo notar cómo los pequeños y rosados pezones se endurecían a causa de las caricias. Toda su piel se erizó y una corriente la recorrió por todo el cuerpo cómo si un enjambre de mariposas revoloteara por sus venas. Kaoru suspiró hondamente cuando Daniel comenzó a jugar con ellos. Era una sensación que nunca había experimentado antes de ese día; resultaba tan agradable y placentera que no era dificil abandonarse a ella. Su cuerpo había permanecido inmaculado para él, el único hombre que quería, y que ahora le estaba entregando con todo su amor.

Sentía como el cuerpo de ella temblaba, como hacía parecer que era una hoja que se balanceaba en la primavera con el cálido viento que allí había. Ese viento era la calidez de ambos cuerpos, los sentimientos que ambos se procesaban y que hacían que aquello cada vez fuera mas mágico.

Daniel deslizo suavemente sus labios hacia el lóbulo de la oreja de Kaoru primero, para continuar por su cuello, de manera lenta y suave. Dejando que su aliento hiciera que la piel de la chica se erizara. Notó un gemido ligero y se asustó levemente alzando la cabeza para ver que pasaba. Tenía demasiado miedo a hacerla daño que cualquier sonido que Kaoru hiciera hacía que su corazón se paralizara durante un segundo para después respirar aliviado y continuar con sus besos, sus caricias iban hacía la cintura aunque quedándose allí, recreándose en esa piel que siempre le había gustado y con la cual siempre había soñado

Kaoru inclinó la cabeza levemente hacia atrás para permitir que Daniel pudiera recorrer con mayor libertad su desnuda piel, completamente vencida al deseo que comenzaba a expandirse con mayor fuerza que antes por su ser, a medida que las caricias y los besos del muchacho iban sucediéndose. Su piel reaccionaba casi instantáneamente apenas al leve roce de su tacto, y sentía las cálidas manos de él cómo brasas que iban prendiendo su ser a su paso. -un pequeño y suave ronroneo de placer escapó por su garganta, cuando Daniel llegó a su cintura, seguido de un suave y leve gemido que la muchacha no pudo contener, y que hizo que se avergonzara. - Lo..lo siento..yo..no se que me ha pasado...- se disculpó pensando que aquel sonido podría haberle resultado desagradable, mientras se regañaba a sí misma por no haberlo podido contener.

La miró con dulzura, tapando sus labios con un dedo. – Shhh, tranquila no pasa nada. Todo está bien. – Dijo en voz baja, mientras sus labios volvían de nuevo a lo que estaba haciendo antes. Bajando ya lentamente de su cuello hasta sus senos, besándolos con ternura y delicadeza. Pasando la lengua por sus pezones que ya estaban duros, poniéndolos más duros todavía, jugaba en su cintura, como si tuviera todo el tiempo del mundo y no dejase nada sin recorrer. Lo único que deseaba era que ella fuera feliz y que ese momento de ligera tensión no volviese a suceder.

Kaoru tenía la respiración entrecortada, algo jadeante. Los besos que Daniel posaba en su piel la estaban invadiendo de una sensación que casi podría describir cómo lujuria. Cada beso hacía que su piel deseara más. y su tacto hacía que se estremeciera cada vez que recorría alguna parte de su cuerpo. La piel que rodeaba sus senos se erizó al sentir el tacto de su lengua. Era una sensación tan placentera que su cuerpo se arqueó ligeramente, a la par que otro suave gemido acudía a su garganta, a pesar de los esfuerzos de ella por reprimirlo. Aquello había comenzado a despertar su intimidad, hasta ahora dormida, ajena a todo lo que estaba sucediendo en aquella habitación, y haciendo que la única prenda que aún esta llevaba puesta se humedeciera ligeramente. Kaoru había empezado a dejarse llevar por su deseo llevando sus manos hacia el cabello de Daniel y enredándose en ellos. Deseaba fundirse con él, derretirse en sus brazos era una sensación que parecía no fuera a terminar nunca y que cada vez iba a más.

Notó como los dedos de la chica se enredaban en su cabello y aunque no parecía consciente de ello, hacía que el muchacho se inclinara más en el cuerpo de Kaoru. Sus labios fueron bajando hasta el borde de la braguita que llevaba y fue quitando esta de manera lenta, mientras sus labios continuaban con sus besos por todo el cuerpo de la chica. Una vez fuera esa prenda, Daniel empezó a jugar por el sexo de Kaoru haciendo que su lengua jugara por esa parte de manera lenta para excitarla mas de lo que parecía estar.

El cuerpo de Kaoru tembló ligeramente cuando Daniel retiró la prenda que cubría su intimidad. Ahora estaba totalmente expuesta a él, sin nada que la cubriera de su vista. Se sintió algo avergonzada, pero aquel sentimiento desapareció cuando sintió las caricias de su amado y posteriormente su lengua rozando su intimidad de forma lenta.

Al principio su primera reacción fué la de cubrirse, tratando de negar de fórma tímida aquella invasión- ..nn..no.. Daniel..no.. ahí no.. me da...mmmm... - su pequeño intento de evitar el avance de Daniel hacía aquel lugar, terminó en el momento que sintió la calidez de la lengua del muchacho explorándola, y arrancándola un pequeño gemido que fué seguido de varios más de mayor intensidad a medida que aquella lengua iba volviéndose más atrevida. El cuerpo de Kaoru se arqueó a la par que sus manos retorcián entre sus dedos aquellas sábanas que estaban siendo testigos mudos de lo que estaba ocurriendo en aquella habitación. Aquellos fuertes brazos, que siempre la protegían, aquel esculpido torso que siempre la reconfortaba cuando ella lo necesitaba... aquellos labios que adoraba...aquel hombre... aquel hombre al que amaba con locura estaba allí con ella, descubriéndole unas sensaciones que jamás antes había conocido, amándola, y mostrándole todo el amor que sentía hacia ella.. era su hombre, el amor de su vida, y ahora era el dueño de su piel...

Durante unos segundos estuvo recreándose allí, oyendo los gemidos de placer de su prometida, algo que le alegraba pues sabía en ese momento que le iba gustando. No entendía nada del cuerpo de Kaoru ya que jamás habían llegado tan lejos y eso hacía que cada movimiento tuviera que hacerlo con cuidado y delicadeza. Pararse a ver su reacción y si era positiva así continuar y si era negativa…Daniel no podía imaginarse que algo que le hiciera le hiciera sentir mal a su novia. Era incomprensible.

Volvió de nuevo por todo el cuerpo de la chica, besándolo y lamiéndolo, saboreando todo él para llegar a sus labios y besarlos con pasión, con lujuria. Al menos eso sabía que podía hacer. Notó algo extraño en sus piernas, no se había dado cuenta hasta ese momento que llevaba el pantalón puesto a pesar de sentir una punzada. Dejó los labios y se levantó de la cama para quitarse los pantalones y además poder observar a Kaoru de esa forma ¿Desde cuando es tan hermosa? Siempre a sido así, siempre a tenido esa hermosura de diva la miraba extasiado, asombrado y a su vez feliz de que estuviera a su lado. – Eres preciosa mi princesa. – Susurró mientras conseguía quitarse las prendas.

Kaoru le miró con el rostro teñido de rubor. Daniel siempre solía decirle cosas bonitas, pero ahora todo tenía un significado especial para ella. Ahí se encontraban ambos, sintiendo cada uno la desnudez del otro, sin nada que ocultar y entregándose cómo solamente un corazón enamorado es capaz de entregarse. - No me digas eso.. o conseguiras que me de vergüenza..- dijo con dulzura mientras sus grises orbes le miraban plenos de amor. Kaoru extendió sus brazos hacia él, para recibirle de nuevo sobre su cuerpo, ambos ya desprovistos por completo de algo que supusiera barrera alguna entre ellos, mientras sus labios se entreabrian, para saborear nuevamente los de él.-Te amo... te amo tanto...le susurró mientras cerraba sus brazos rodeando el cuello del muchacho primero, y luego la vigorosa espalda. Aquella pequeña pausa había hecho que su respiración se calmara ligeramente, sin embargo al sentir de nuevo el contacto con la piel de Daniel volvió a acelerarse. Kaoru ignoraba que sería la siguiente acción del muchacho, pero presentía que no tardaría en llegar el momento culmen de la entrega, aquel para el que se había estado preparando. Sabía que sería algo incómodo y quizá doloroso para ella, ya que jamás hombre alguno había traspasado aquella frontera (ni ninguna otra) de su cuerpo, pero también sabía que sería capaz de soportarlo, cómo también estaba segura de que Daniel sería lo más delicado posible cuando aquel momento llegara. Aunque con toda seguridad, antes que su mente, su cuerpo sabría a la perfección cuando era el momento aunque ella lo ignorara, y quizá Daniel, con más experiencia que ella, sabría cuando sería aquel momento.

Sus labios volvieron a tomar los de ella, apasionados y deseosos de ellos. Su cuerpo ya desnudo tocaba la piel de Kaoru, haciendo que la corriente que en ese momento estaba por todo su cuerpo se hiciera más patente. Volvió de nuevo a bajar por su cuello, haciendo el trayecto que antes hicieras. Repitiendo aquello que sabía con exactitud que no le había disgustado. Encaminándose de nuevo al sexo de la chica para volver a jugar en el con la lengua, aunque en ese momento puso algo diferente, necesitaba saber hasta que punto estaba lo suficientemente relajada para poder continuar. Aparte, de la lengua y de una manera muy lenta y delicada, empezo a jugar con los dedos por esa parte.

(off: Siento que sea tan corto, pero he de saber lo que hace para continuar)